jueves, 15 de marzo de 2012

Monumento a Fray Antón de Montesinos A punto de salir de su letargo


 

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El arquitecto restaurador mexicano Carlos Flores Marini opina que debe abrirse un abanico de posibilidades, donde quepan todos los intereses, porque las actividades constituyen una forma efectiva de integrar la comunidad en torno al monumento.
Luego de años de abandono y de promesas incumplidas, se anuncia el rescate definitivo del Monumento a Fray Antón Montesinos, en el malecón, esta vez con la intención de que se convierta en un espacio que aglutine las comunidades aledañas en torno a actividades recreativas y culturales.
La Dirección General de Patrimonio Monumental ya ha iniciado algunas acciones en este sentido, y una de ellas es la invitación reciente que hiciera a los expertos mexicanos Carlos Flores Marini y su esposa Rosa María Sánchez Lara, quienes vinieron al país a evaluar el monumento junto a profesionales locales.
El arquitecto Flores Marini es especialista en conservación y restauración del patrimonio monumental, y la licenciada Sánchez Lara es una connotada museógrafa y curadora. Ambos aprovecharon su estadía en el país para dictar las conferencias “Conservación del patrimonio monumental” y “Los museos y  el patrimonio”, respectivamente.
El monumento que honra la memoria de Fray Antón de Montesinos fue donado al país por México en 1982. La estatua, que representa al sacerdote dominico mientras pronunciaba su famoso sermón de Adviento en 1511, fue creada por el escultor mexicano Antonio Castellano Basich en bronce y piedra caliza.
La escultura descansa en la terraza superior de un conjunto arquitectónico edificado en piedra caliza y hormigón, diseñado por el arquitecto Pedro Ramírez Vásquez. Se ubica en la avenida Jorge Washington, próximo al Puerto de Santo Domingo.

REVITALIZACIÓN DEL MONUMENTO
El arquitecto asegura que existe un vivo interés de parte del embajador de México en el país,  José Ignacio Piña Rojas, y del Ministerio de Cultura dominicano de devolver al monumento su apariencia original y de que sus espacios puedan ser disfrutados y utilizados por la comunidad.
Explicó que por diversas razones el monumento dedicado a Montesinos nunca ha funcionado como fue concebido, ya que la idea original era que la estructura albergara un centro cultural, lo que nunca sucedió, por lo que con el tiempo fue abandonada.
Flores Marini precisa que la viceministra de Patrimonio Cultural, Lourdes de Cuello, y el embajador Piñas Rojas promueven una serie de acciones para sacar de su letargo el monumento, y una de las primeras concretizaciones en este sentido es su visita al país.
El experto en restauración, quien trabajó en el país hace algunos años en el proyecto de restauración del Alcázar de Colón, señala que ya se han dado pasos importantes para el rescate del espacio, “porque el sólo hecho de limpiarlo, iluminarlo adecuadamente y asignarle su cuidado a la Marina de Guerra es un buen principio”.
Dice que gestionar un semáforo para la intersección cercana al monumento puede parecer algo intrascendente, pero consideró que medidas como esas son muy importantes, porque facilitan el acceso al lugar. También favoreció que sean recuperados los estacionamientos que actualmente están siendo utilizados por la Dirección General de Aduanas.
Con la evaluación realizada al monumento, Flores Marini pudo comprobar que pese al abandono de años, la estructura de concreto armado está en buen estado, no tiene grietas ni daños graves, “por lo que procede ahora una adecuación final que permita que el lugar pueda utilizarse para la mayor cantidad de actividades posibles, que podrían ser turísticas, culturales, artísticas, gastronómicas y hasta deportivas, algunas de las cuales podrían iniciarse de inmediato”.
Sin embargo, aclara que la propuesta concreta debe surgir de la comunidad, y que esta se puede obtener a través de un mínimo de encuestas en escuelas y otros centros que funcionan en la Ciudad Colonial, para lo cual hay un equipo de trabajo que obtiene y procesa las informaciones.
Entiende que el interés oficial es ahora involucrar a la población, que se había dejado marginada, “porque es importante interesarla, vincularla, y no sólo de manera visual sino también de forma práctica”.
Dice que se ha hablado de dar clases de gimnasia rítmica en sus áreas verdes, de organizar torneos de ajedrez, hacer karaokes, dictar cursos y charlas, y según las actividades que vayan surgiendo se va determinando las instalaciones necesarias, como cafetería, galería y otros espacios.
En cuanto actividades, asegura, el límite es la imaginación, aunque advirtió que lo que se vaya a realizar en el lugar debe estar condicionado a mantener la integridad del monumento, y en ningún caso permitir la degradación de su calidades físicas, espaciales, arquitectónicas e históricas.
Aunque reitera que aún nada es definitivo, dice que todo monumento debe tener un museo de sitio, para que la gente se entere quien fue el personaje y por qué se le rinde homenaje, y en este sentido se planea resaltar el tema de los derechos humanos, al cual está ligado históricamente a la figura de Montesinos.
Ahora, lo que es seguro para Flores Marini es que debe abrirse un abanico de posibilidades donde quepan todos los intereses, porque las actividades integran a la comunidad en torno al monumento.
Algo que ha dado muy buenos resultados, indico, tanto en México como en otros países, es dedicar un día fijo a una actividad específica, para que las personas manejen la información de antemano sin necesidad de hacer promociones.

SOBRE EL PATRIMONIO DOMINICANO
A juicio del experto en restauración, el cuidado del patrimonio colonial dominicano ha mejorado en los últimos años, pero considera que hacen falta más acciones, las cuales podrían impulsarse a través de una oficina de gestión urbana, quizás a cargo del Ayuntamiento del Distrito, que tuviera entre sus atribuciones incentivar a los habitantes de la Ciudad Colonial para que se involucren en actividades no sólo recreativas sino financieras.
Sugiere que podría ofrecérseles a estas personas apoyo económico a cambio de servicios, y así se irían revitalizando inmuebles del casco colonial que hoy en día están en franco deterioro, pero sin desplazar a los habitantes, porque entiende que una ciudad debe ser plurivalente, no nada más turística, gastronómica o habitacional, porque así no funciona.
Para que funciones el espacio tiene que ser habitado, porque es lo que le da vitalidad. El hecho de ir cotidianamente a la escuela, al mercado, a la farmacia genera actividad, y es lo mismo que sucede con las oficinas de servicio, por lo que es un error desplazarlas del centro histórico.
En cuanto México, explicó que como en todos los países de latinoamericana, se enfrentan a múltiples inconvenientes en cuanto a la conservación del patrimonio colonial, pero que cuentan con una legislación bien establecida que les ha ayudado a manejar de forma más eficiente los problemas.
Explica que el centro histórico mexicano, que es el más grande del continente, y uno de los más grandes del mundo, enfrenta actualmente problemas de delincuencia, drogadicción y marginación, pero que ya hay una gran zona que se ha ido recuperando, aunque reconoce que aún falta mucho por hacer en ese sentido.

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