domingo, 11 de marzo de 2012

¿Por qué un Gobierno pierde credibilidad?


¿Por qué un Gobierno pierde credibilidad?

Por JOSÉ LOIS MALKUN
 

EL AUTOR es economista, ex gobernador del Banco Central durante el gobierno de Hipólito Mejía. Reside en Santo Domingo.
En la economía, botan la bola en el arte de mentir, comenzando por Bengoa que reduce la deuda pública en un 30% de un plumazo e insulta con agresividad a los que contradicen sus opiniones

Muchos funcionarios creen que negando todo lo que le cuestionan a su gobierno es suficiente para que los ciudadanos piensen que las cosas andan bien y que se trata de críticas sin fundamentos. Un error garrafal cuyo efecto es funesto en términos de imagen y confianza.
En todos los gobiernos siempre algo anda mal y a veces hay que admitirlo con humildad, coraje y una explicación razonable. Eso vale mucho para el ciudadano aunque te enfrentes a ciertos fanáticos del entorno gubernamental que no aceptan esas libertades.
Ese reconocimiento de la realidad también ayuda a que las organizaciones no gubernamentales, en vez de criticar sean propositivas y le extiendan una mano amiga a las autoridades consiguiendo con ello suavizar las confrontaciones y buscarle solución a los problemas.
Pero los funcionarios del gobierno jamás responden a las críticas usando las palabras adecuadas o dando una explicación lógica y razonable cuando algo anda mal. Por el contrario, sus respuestas son ultrajantes, llena de arrogancia y soberbias y se la estrujan en la cara a todo el mundo sin importarles quien sea. Es el comportamiento normal cuando se acumula demasiado poder político y una inmensa fortuna producto del peculado.
En este país se abusa de las cifras como en ningún otro. Las autoridades alteran sin sonrojarse las informaciones que tienen en sus propias bases de datos y hasta la ponen en boca del Presidente de la República, como ocurrió el pasado 27 de febrero.
No hay que asombrarse de que ese discurso es probablemente el que con más desfachatez describe la realidad de este país. Ha sido también el más criticado de los últimos 50 años.
Sin embargo, la alta dirigencia del PLD y sus principales funcionarios respondieron desde el Palacio que nadie en el país tiene capacidad para cuestionar lo que dijo el Presidente. ¡Oh Dios!
Un ejemplo típico es cuando se critica la delincuencia y el deterioro de la seguridad pública. De inmediato la Policía Nacional responde dando cifras alegres sobre la disminución de los asaltos y crímenes, como si al Jefe de ese cuerpo le importara un carajo a quién le está hablando. Todas son cifras falsas y hasta la propia Procuraduría General de la República las desmiente.
Otro agresivo funcionario es el Ministro de Agricultura, el embustero más grande del país y millonario gracias a las importaciones de alimentos. Tiene la cachaza de alterar todas las cifras que envía al Banco Central sobre cada renglón que se produce en el campo dominicano y cancela a sus técnicos cuando estos revelan la falsedad de esos datos fabricados desde un escritorio. Pero no conforme con eso, trata como perro a las organizaciones de productores cuando le reclaman cualquier cosa.
Sobre la pobreza, Temístocles y sus muchachos son unos maestros manipulando cifras desde sus escritorios, cuando la UNICEF acaba de reportar para el 2011 que el 62% de los hogares urbanos viven en la pobreza y las autoridades hablan de un 38%. Si eso es en lo urbano ¿cuál es la pobreza rural? Obviamente, mucho mayor. Pero cuando alguien contradice las cifras ¿oficiales? el súper Ministro responde con agresividad restándoles calidad moral a sus críticos.
En la economía, botan la bola en el arte de mentir, comenzando por Bengoa que reduce la deuda pública en un 30% de un plumazo e insulta con agresividad a los que contradicen sus opiniones.
Y en lo político, el Secretario del PLD, Reynaldo Pared Pérez, habla echando fuego por la boca e insultando a sus opositores.
¿Puede alguien creer en un gobierno de esa naturaleza?

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